En un lugar de Pozuelo, en una empresa de cuyo nombre ya no me acuerdo, trabajaba un joven de cabello moreno, estatura media y ojos azul cielo.
Hombre trabajador donde los haya, simpático, amable, buen compañero, pero por encima de todo un buen amigo el ingeniero.
Al principio poco le conocía, es mas, apenas le veía. Me decían que le gustaba irse a tierras lejanas, a librar sus propias batallas, a luchar con gigantes extraños que tenían tres aspas como manos. Yo no entendía lo que mis compañeros me decían: gigantes extraños en tierras lejanas, alguno aseguraba que generaba energía cuando caminaban.
Cuanta más confianza tenía, más cosa me contaba y él me aseguraba que le entraban calandracas cuando le reclamaban.
Un nombre las noches le atormentaba, "TUAREG" se llamaba, el jefe de aquellos gigantes que por la noche le visitaba.
El decía que realizaba esos viajes para buscar comodidad de su bien amada, que con tanto amor DulciElena la llamaba. Como pasa es tiempo y no conozco a su amada porque mayormente, le dejé en la estacada.
El tiempo de los gigantes pasó y a otros adversarios se enfrentó. Moldavia, Panamá, destinos extraños. No había gigantes pero si pigmeos y enanos. No se olvidaba de los gigantes que por las noches le visitaban, y no descansaría hasta que los matara. Por eso se nos va y se nos escapa, a librar nuevas batallas, incluso hay rumores de que se casa con su amada.
Se va un compañero, una buena persona, un confidente, Jack Powell, un apoyo. Se va DON RICARDO DE EXTREMADURA Y SERRANO, en definitiva un gran AMIGO.
No creo que en el futuro te falte algo en la vida, y espero que lo que este trabajo no te haya dado, en el otro lo encuentres.
Un abrazo del Manco de Lepanto( no cervantes, sino el que está a tu lado sentado)
Un saludo. Atentamente Oscar Jarabo
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